2010-08-11
De repente decidí embriagarme de sueños de escritor de telenovelas,
de hacerte un altar casi de cajitas felices,
de esa botella vacía de aluminio que hace 5 años me costó 15 mil,
de aquél restaurante al que fui(mos?) una sola vez,
de la ciudad de la mitad de las fotos (la mitad de dos es uno),
de lo poco que no me hiciste darte de regreso,
de vuelta a tu closet lleno de baratijas,
de cajas y carpetas con cosas de las que ni te acuerdas,
de esa botella vacía de aluminio que hace 5 años te costó 15 mil,
de la misma cerveza que embriaga a tus sueños de escritor de telenovelas,
de cuando tenías 18 años y te escondiste en mi camisa negra de ese tipo,
de todo el cuento que te hablaba de cualquier tontería,
de las mismas que hoy te cuento del pasado,
de cosas que te cansaste de intentar,
de probar como el dulce de mis caramelos,
de guayaba como el que sin abrirse pasó en tu closet su fecha de vencimiento,
de volverse una piedra incomestible, un fósil de regalo,
de un intento más de complacer los antojos de tu paladar,
de tu corazón que cambió de un extremo a otro,
de necesitar demasiado a no querer nada por meses hasta que de golpe,
de repente decidí embriagarme de sueños de escritor de telenovelas